En esta novela de Azriel Bibliowicz se encuentran sus búsquedas estéticas más profundas: la pregunta por la identidad, por la pertenencia, pero también por la fluidez, la libertad y la justicia social son maneras en que sus personajes nos muestran que los hundimientos son consustanciales a la humanidad, pero que ha habido, a lo largo la historia, persecuciones y aniquilamientos que no podemos olvidar: el de los aborígenes americanos y el del pueblo judío

David, un profesor de literatura y escritor en la cincuentena se propone escribir una novela sobre los humedales bogotanos y el agua como tema central. Su vida imaginaria es rica como pocas, pero su vida pragmática se ha empobrecido hasta dejarlo convertido en una sombra para sus dos hijas y se esposa.
Mientras avanza en la investigación, David tiene un encuentro poderosísimo que le tuerce el destino: Zué, una líder social indígena muisca, le abre los ojos a una realidad cultural que no conocía, la de los aborígenes del altiplano. De repente, David comprende que aquellas culturas tribales están íntimamente relacionadas con su propia pertenencia al judaísmo por vía de sus padres y abuelos, migrantes húngaros a Colombia.
Mientras David se hunde en un intenso diálogo cultural y afectivo con Zué, las amenazas se ciernen sobre ella. El desecamiento de una laguna sagrada por parte de una empresa privada se convierte en la piedra de toque para una comunidad ignorada de manera ominosa por todos los habitantes de su territorio.