Nuestros deportistas son algo más que una medalla, un récord o el color de una camiseta. Las historias detrás de sus triunfos y sus logros -desentrañados magistralmente por Mauricio Silva para la revista Bocas- generan risas, lágrimas, ganas de darles un abrazo eterno.

¿Cómo no sentir el dolor de una atleta que quiere ganar el oro cuando una lesión en el muslo solo le permite saltar por la medalla de plata en Londres?, ¿cómo no ver la cara de asombro de un corredor de Fórmula 1 al que el rey de España le ofrece la nacionalidad de su país?

¿Cómo no enternecerse con la valentía de una pesista que, para tener dónde dormir en Berlín, se hace pasar por una refugiada africana?, ¿cómo no reírse de un futbolista que queda deslumbrado por la belleza de una porrista y en la noche tiene que soportar la furia de su esposa?, ¿cómo no asombrarse con la historia de un ciclista que parecía desahuciado y se ve redimido por la confianza de un equipo australiano que soñaba con un colombiano en sus filas?

¿Cómo no conmoverse con un niño que se convierte en gimnasta olímpico por ver las películas de Jean Claude Van Damme?, ¿Cómo no leer estas entrevistas?

Estas son las historias de nuestros héroes, que nunca fueron tan humanos: Caterine Ibargüen, Juan Pablo Montoya, María Isabel Urrutia, Óscar Córdoba, Esteban Chaves, Jossimar Calvo, Willington Ortiz, Jackeline Rentería, Mario Alberto Yepes, «Lucho» Herrera, Robert Farah y Juan Sebastián Cabal.