El I Ching o Libro de las Mutaciones es uno de los textos más antiguos que la humanidad ha conservado. Puede decirse con toda claridad que tiene un carácter tanto sapiencial como oracular, siendo éste último el uso que comúnmente se le quiere dar.

Ciertamente se trata de un libro que puede ser usado para realizar predicciones, pero es mucho más que eso, ya que toda su simbología explora las realidades más recónditas del inconsciente. Se trata de un libro que reúne lo más profundo de la filosofía y la cosmogonía chinas. Su profundidad es tan inmensa que mereció la atención de las mentes de grandes pensadores del siglo XX, entre ellos Richard Wilhelm, quien realizó la traducción del chino al alemán, versión traducida posteriormente a otros idiomas y que ha sido la más difundida en el mundo occidental. La versión de Wilhem cuenta con el prólogo del psicólogo Carl Gustav Jung, otro eminente conocedor de la cultura china, que realizó aportes invaluables al estudio y la comprensión del sistema del I Ching.

Debido a lo anterior, y también a cualquier cantidad de razones innumerables, el I Ching ha sido una herramienta utilizada por pensadores, científicos, estadistas, etc., que han encontrado en él una fuente inconmensurable de sabiduría, una guía maestra y confiable que los orienta en la toma de todo tipo de decisiones, especialmente de aquellas de mayor trascendencia.

Luego de que el lector adquiera el I Ching y lo estudie en profundidad, contará con la asistencia de una de las mayores fuentes de sabiduría que le han sido dadas a la humanidad.