La profusión actual de mensajes de todo tipo, desde empresas y entidades de servicios hasta la gran competencia que se hace notar, también, en el ámbito no comercial, exige una mayor planificación de las estrategias de comunicación corporativa.

Estos proyectos y gestión de la identidad corporativa institucional están quizás más cerca del diseño industrial de grandes productos por su complejidad y su dependencia al desarrollo de importantes estudios previos, en la búsqueda por lograr comunicar el factor de la consolidación histórica que le otorga a éstos emblemas la legitimidad de los poderes públicos que muchos de ellos representan.

Aspectos como seriedad, sobriedad y solidez, que en ocasiones tienen en común las instituciones, son valores de su identidad que deben ser traducidos por una marca de estética clásica que, sin embargo, debe aspirar a mostrarse con un nivel de modernidad y actualización acorde con sus funciones actuales, respondiendo a una tendencia innovadora que requiere transmitir al arquetipo institucionalizado.